miércoles, 7 de diciembre de 2016

El alien en el bosque.

Me encontraba en un parque, visitando a un amigo que tiene un hijo de la misma edad que el mío. El parque era pequeño, y consistía de una cancha de tenis, un campo de juegos y un sendero de concreto que rodeaba el parque. Pasando la cancha de tenis, solo había unos cuantos prados y muchos árboles.
Mientras nuestros niños jugaban, mi amigo y yo fuimos a caminar por el sendero hasta llegar a un pequeño camino de terracería que conducía directo a los bosques. Entramos en él un par de metros, pero nos detuvimos al escuchar algo. Ambos miramos a donde provenía el ruido, un pequeño barranco a unos veinticinco metros, y vimos algo moviéndose entre los árboles.
Nos mantuvimos en silencio y quietos cuando nos dimos cuenta de qué se trataba.

Al principio fue difícil verlo, porque era muy delgado y se movía lentamente. Y podríamos haberlo confundido con un árbol meciéndose en el viento, pero esta cosa no era un árbol. De hecho se movía como los pulpos en el agua, muy tranquilo y con movimientos lentos.
Para describirlo... bueno, imaginen una escoba. Pero en lugar de un cepillo, tenía muchas patitas largas y delgadas con las que caminaba por el suelo como un cangrejo. La parte al final del palo, lo que sería el extremo superior del mango, tenía una forma hinchada y deforme. 
Nos asustamos al verlo, porque no había una manera de explicar qué rayos era. No parecía un animal de la tierra, de hecho; porque ni siquiera los insectos se mueven así. 
Como ya dije, parecía un pulpo moviéndose en el fondo del océano, como en los documentales.
Sin decir algo, volvimos al campo de juegos, tomamos a los niños y salimos del lugar. Nunca he sabido como categorizarlo, pensar siquiera qué podría ser. Algún animal desconocido, una especie de insecto mutante o incluso un extraterrestre.
No sé. El solo contar la historia me da escalofríos.

Los maniquíes.

Esta historia ocurrió en 1999, no recuerdo exactamente el mes, solo que era una noche tormentosa y fría. En ese tiempo vivía con mis padres en Tranquility, California. Ese día decidí ir de fiesta con algunos amigos en la ciudad de San Joaquín, que está a unos cuatro kilómetros de Tranquility.
Estábamos pasando un buen rato, pero poco después de la medianoche tuve problemas con un tipo que estaba demasiado ebrio y causando problemas. Yo también había bebido demasiado, así que cuando nos separaron, decidí que era tiempo de volver a casa.
Había ido a la fiesta con un amigo mío, pero cuando lo busqué para pedirle que nos fuéramos, me dijeron que se había ido con alguien y sin decir donde había ido o cuando volvería. Bueno, de cualquier modo, no quería quedarme más tiempo y decidí caminar por la autopista que conecta las dos ciudades. Hubo algunos que intentaron persuadirme, diciéndome que era peligroso y que mejor me quedara, pero estaba demasiado ebrio como para hacerles caso.

Recuerdo bien que esa noche hacía un viento frío, y que definitivamente caminar esos cuatro kilómetros no fue la mejor decisión que pude haber tomado esa noche. Pensé que tal vez podría pedir aventón y a lo mejor alguien se detendría para llevarme.
Ya llevaba una tercera parte del camino cuando caí en cuenta de que había cometido un grave error. Debí haberme quedado y esperado a mi amigo. Fue en ese momento cuando vi las luces de un auto viniendo hacia mí, así que levanté el pulgar y esperé, pero el auto siguió de largo. Un par de minutos después, vi otro carro que venía por el camino y volví a hacer el gesto de pedir aventón. Además de que hacía frío, estaba comenzando una tormenta eléctrica y caían rayos por todos lados.
Pero nada. 
Decidí que era suficiente, así que me giré y pensé en regresar a San Joaquín cuando un tercer auto apareció en el camino. Saqué de nuevo el pulgar y por un momento, parecía que el auto pasaría de largo... hasta que se detuvo a unos quince metros de mí. Empecé a caminar hacia él, alegre de que por fin iba a conseguir un camino de vuelta a casa y a quitarme el frío.

Conforme me acercaba al auto, la puerta del conductor se abrió y salió un hombre. Ahí se me heló la sangre: Había algo muy raro en la manera en que salió. Como si sus movimientos fuesen tiesos e incómodos. Iba a decirle algo cuando un relámpago iluminó el cielo y pude verlo con claridad.
¡Se veía como uno de esos maniquís de tienda departamental! Tenía una expresión en blanco, con una ligera sonrisa , y caminaba con mucha dificultad. Iba a echar a correr cuando la puerta del copiloto se abrió y también apareció otra de esas cosas, pero esta era una mujer.  Otro rayo la iluminó, y efectivamente era otro maniquí.

Grité y corrí hacia un campo de maíz al lado de la carretera. Los tallos medían poco más de un metro ochenta de alto, y al parecer no tenía mucho de que los habían regado, porque la superficie era un lodazal que me cubría poco arriba de los tobillos.
Seguí sin detenerme, pese a lo difícil que era correr por el lodo. Al cabo de unos quince minutos, me detuve por un momento para recuperar el aliento. Y escuché el sonido de alguien caminando detrás de mí, agitando los maizales.
Me empezaba a sentir mareado, como si fuera a desmayarme. Recé porque esas cosas no me encontraran si eso pasaba, y permanecí no sé cuanto tiempo agachado y esperando. Escuché más movimiento en los maizales. Esas cosas me seguían buscando. 
Al final, pasó mucho tiempo hasta que escuché el ruido de las puertas de un automóvil cerrándose, seguido por el de un motor y el auto acelerando. Sobra decir que no volví a la carretera, si no que continué por el maizal hasta salir del otro lado. Para entonces me encontraba exhausto, y casi colapsé inconsciente. Esperé a las afueras de una granja hasta que amaneció, y entonces decidí regresar a San Joaquín.

Hasta hoy, pensándolo en retrospectiva, intento convencerme de que era alguien jugando bromas. Una pareja que buscara asustar gente en el camino por diversión. No sé. 
Pero de verdad, espero que así haya sido.
Porque si no, ¿qué eran esas cosas en al auto? ¿De dónde vinieron?
Y, ¿dónde podrán estar?

La maldición del jefe Cornstalk.

El jefe Cornstalk (1720-1770).
La ciudad de Point Pleasant, en Virginia del Oeste, es famosa por dos eventos sobrenaturales: el colapso del puente Silver en el río Ohio, y las apariciones del ominoso críptido conocido como el Mothman u "Hombre Polilla". Pero existe una tercera que tal vez podría haber sido la causa directa de las dos anteriores.
La maldición del jefe Cornstalk.

Casi doscientos años atrás, los habitantes de las colonias americanas comenzaban a expandirse hacia el oeste y a entablar fieros conflictos con los nativos americanos por la posesión de tierras. De todos los grandes jefes indios, el más peligroso fue el jefe Cornstalk; quien maldijo a los colonos poco antes de morir traicionado por ellos.
Ya sea por la maldición del jefe Cornstalk o no, pero es cierto que la región fronteriza entre Ohio y Virginia del Oeste es uno de los vórtices de actividad sobrenatural más activos en los Estados Unidos. Los nativos ya la consideraban maldita, plagada por fantasmas y criaturas monstruosas; y es en esta área que también se alza Athens, la ciudad más embrujada de Estados Unidos después de Nueva Orleans.
Durante décadas se han trazado teorías al respecto. ¿Qué podría haber en esa tierra para atraer al Mothman, espíritus y críptidos como el Goatman? La respuesta podría hallarse en un evento sangriento que tuvo lugar durante la Revolución Americana y la maldición del jefe Cornstalk.

El Jefe Cornstalk.
Representación de las luchas entre los Shawnee y los colonos.
En 1770, los indios Shawnee, Delaware, Wyandot, Mingo, Miami, Ottawa e Illinois formaron una confederación de tribus para mantener a raya al hombre blanco. De todos estos, los más poderosos eran los Shawnee, comandados por un jefe guerrero llamado Keigh-tugh-gua, cuyo nombre puede traducirse a Cornstalk (tallo de maíz).
En 1774, cuando los primeros pobladores blancos empezaron a establecerse en los valles de Kanawha y el río Ohio, la confederación se preparó para lo que sería sin duda una guerra a muerte. Las naciones se unieron en una línea a través del río Ohio, con cerca de 1200 guerreros listos para pelear; y su primer objetivo sería el asentamiento de Point Pleasant, del extremo este del río Ohio.
Cuando los colonos se enteraron, enviaron tropas a atacar a los indios. Estos no tuvieron oportunidad alguna, pues aún con su ferocidad y tácticas de guerrilla; fueron presa fácil para los mosquetes y cañones de los soldados blancos. Así, al final de la batalla, solo murieron 140 colonos y más del doble de indios. Las tribus, derrotadas, emprendieron la huida hacia el oeste en las tierras salvajes de Ohio y comenzaron a erigir un fuerte en una intersección entre el río Ohio y el río Kanawha.
En 1777, Cornstalk decidió hacer la paz con los blancos cuando los británicos les propusieron atacar a las colonias rebeldes. Cornstalk y el jefe Delaware Halcón Rojo no querían una batalla con los americanos, así que acudieron a un fuerte para negociar la paz. Cornstalk habló con el comandante de la región, Arbuckle, diciéndole que se oponía a tal guerra y que su tribu era la única que no se había unido a los británicos.
Sin embargo, los americanos decidieron que la única manera de impedir que los indios los atacaran era apresar a Cornstalk y Halcón Rojo; y así forzarlos a rendirse. La captura de Cornstalk llevó a todas las tribu de la región a aliarse con los americanos, enseñarles sus tácticas militares y así finalmente pudieron vencer a los británicos en combates en los cuales estaban en desventaja numérica y tecnológica.

Réplica de Fort Randolph, donde Cornstalk fue detenido.
El 9 de noviembre, el hijo de Cornstalk, Ellinipisco, también fue detenido. Este acto encolerizó a los nativos, que comenzaron a atacar a los colonos en retribución. Como castigo, los soldados del fuerte entraron a las habitaciones de los cautivos y los ejecutaron en venganza.
Mientras Cornstalk yacía moribundo, pronunció una maldición:
"Era amigo del pionero. Muchas veces lo salvé a él y a su hombre del peligro. Nunca quise luchar con ustedes, solo deseaba proteger mis tierras y aldeas. Rechacé unirme a sus enemigos caras pálida, los casacas rojas. Vine al fuerte como amigo y ustedes me asesinaron. Me asesinaron junto con mi hijo... por esto, que la maldición del Gran Espíritu caiga sobre esta tierra. Que esté maldita. Que incluso las esperanzas de aquellos que viven en ella sean malditas. Que la fuerza de su gente sea paralizada por nuestra sangre."

Tras decir esto, Cornstalk falleció, y su cuerpo fue enterrado cerca del fuerte; sobre el río Ohio. Ahí permaneció enterrado por muchos años.
En 1794, se fundó la ciudad de Point Pleasant cerca del viejo fuerte. La tumba de Cornstalk permaneció sin ser perturbada hasta 1840, cuando sus huesos fueron enviados a la corte del condado Maso y en 1899 se levantó un monumento en su memoria. A finales de 1950, los restos que quedaban del jefe Cornstalk (tres dientes y quince fragmentos de hueso) fueron colocados en un ataúd de metal y enterrados junto a la tumba de un antiguo colono amigo de Cornstalk.

El monumento maldito.
El obelisco de Point Pleasant.
Existe un monumento en Point Pleasant que mide más de cuarenta metros de alto y está dedicado a la guerra de independencia Americana. Fue inaugurado en agosto de 1909, un mes después de cuando se tenía planeado alzarlo. Originalmente sería inaugurado el 22 de julio, pero la noche anterior del evento, el cielo estalló misteriosamente con una tormenta eléctrica y dañó la parte superior de una grúa que colocaría el monumento en su lugar.
El 4 de julio de 1921, otro rayo golpeó el monumento, dañándolo y obligando al gobierno a reconstruirlo. Hoy sigue en pie, pero curiosamente parece atraer rayos en días que no hay tormentas eléctricas. Curiosamente, está dedicado a los hombres que murieron en la batalla en que la confederación de Cornstalk fue derrotada.

Tierra maldita.
Para muchos residentes de las áreas vecinas de Virginia del Oeste, Pennsylvania y Ohio, definitivamente hay algo malo en la tierra. Durante más de 200 años, la región ha sido lugar de accidentes, asesinatos y desastres que han sido achacados a la maldición del Jefe Cornstal.
Entre estos se encuentran:
1907 - Una explosión en una mina de carbón de Monongah, Virginia del Oeste; en la cual murieron 310 mineros.
1944 - 150 personas fallecieron durante un tornado que pareció centrarse en esa zona.
1967 - El 15 de diciembre ocurrió el colapso del puente Silver, el cual le costó la vida a 46 personas y trajo consigo la racha de avistamientos del Mothman.
1968 - Un avión de Piedmont Airlines chocó cerca del aeropuerto de Kanawha, matando a 35 a bordo.
1970 - Un DC-10 de Southern Airways chocó de lleno contra una montaña cerca de Huntington, Virginia del Oeste, matando a los 75 tripulantes.
1976 - Un hombre hizo explotar la prisión del condado de Mason, en Point Pleasant. El hombre acudió a la cárcel con una maleta llena de explosivos con la idea de matar a su esposa y a sí mismo. Su esposa estaba encerrada por el asesinato de su hija pequeña. En el incidente, la pareja y tres oficiales resultaron víctimas.
1978 - Un tren de carga se descarriló en Point Pleasant y derramó miles de litros de químicos tóxicos que contaminaron los pozos que suministraban agua a la ciudad.
1979 - La planta eléctrica de Willow Island, al norte de Point Pleasant, colapsó por un error en la construcción y mató a 51 trabajadores que se encontraban en su interior.

Y a estos accidentes se les añaden otras extrañas calamidades... tornados, incendios, inundaciones. Point Pleasant ha sido casi destruida en tres ocasiones por explosiones e incendios, así como un colapso económico y comercial en la ciudad.
La placa memorial del Jefe Cornstalk.
"En este monumento yacen los restos de Keigh-tugh-qua, mejor conocido como Cornstalk para los primeros colonos y pioneros. El jefe Cornstalk era bien conocido y respetado por los colonos y las tribus nativas del río Ohio. Como jefe de los Shawnees y cabeza de las Tribus Confederadas del Noroeste, Cornstalk decidió entablar la paz con los colonos. Sin embargo, fue obligado a liderar el ataque en 'Long Knigves', en la batalla de Point Pleasant el 10 de octubre de 1774. Aunque sobrevivió a la batalla, murió tres años más tarde."