domingo, 16 de octubre de 2016

Esperanza.


Hola, querido.
No sabes quién soy, pero te conozco. Soy uno de los tres demonios que se te asignaron al nacer. Verás, existen personas en este mundo destinadas a la grandeza, destinadas a experimentar vidas alegres y satisfactorias.
Tú, lo siento mucho, pero no eres de esas personas. Y es nuestro trabajo asegurarnos que así sea.
¿Quienes somos?
Oh, sí. Por supuesto. Qué maleducado he sido. Déjame presentarnos.

Vergüenza es mi hermano menor. El demonio en tu hombro izquierdo. Vergüenza te dice que eres un fenómeno, que esos pensamientos que tienes no son normales y que jamás serás aceptado en ningún lugar. Vergüenza te susurró al hombro esa vez que mamá te encontró tocándote cuando eras niño. Vergüenza es el que hace que te odies.

Miedo se sienta en el hombro derecho.
Es mi hermano más viejo, tanto como la vida misma. El miedo llena cada rincón oscuro con monstruos, convierte a cada extraño que ves en la calle en un asesino. El miedo te impide decirle a tu amor platónico lo que sientes. Te dice que es mejor no intentar hacer algo porque fallarás. 
El miedo te hace construir tu propia prisión.
¿Y quién soy yo? Bueno, soy el peor de tus demonios, pero eso es porque me ves como un amigo. Piensas en mí cuando no te queda otra cosa, porque vivo en tu corazón. Soy el que te obliga a resistir. El que prolonga tu tormento.

Sinceramente, Esperanza.